Pasillos del Hospital

-Poca cosa. Me he enterado de que Luna estaba en coma, y ahora me encuentro con que a Bella la mordió un vampiro. Al menos fueron listos en extraer la ponzoña, sino el futuro cambiará.- dije recordando a Nessie. Si Bella se convertía ahora, ella no existiría... ¡Y entonces yo me quedaba sin sobrina para mimar! Miré a la puerta de la oficina de Ros y suspiré. -Creo que debería ir empezando a preparar las cosas para mi próximo viaje. La verdad es que por aquí ya no pinto mucho.

Cuando me percaté de lo que había dicho me llevé una mano a la boca por instinto. Ya la había vuelto a cagar. Mi bocaza no podía estarse cerradita. Otra vez lo estaba liando todo.

-Da igual, son solo paranoias mías.- dije aparentando que bromeaba. -Si, estoy pensando en Grecia, pero a lo mejor cambio la ruta...- contesté pensativa. Saqué el móvil y me conecté a internet para ver lo de los viajes. A ver que me ofrecían... -Bueno, es obvio ¿no? Aquí siempre soy la última en enterarme de todo, y nadie cuenta conmigo para nada. A veces pienso que sobro, por eso de vez en cuando desaparezco. Me gusta viajar. Me hago más culta y no soy un estorbo.

Escuché lo que Chris le dijo a Bella de ayudarla, así que me dirigí a la oficina de Ros.

-Perdona Jacob, pero tengo que encargarme de un asunto.- y dicho esto, entré en la habitación.

(mientras caminaba por el pasillo me estaba sacudiendo la nieve de mi gabardina, despues camino en dureccion a la oficina de Ros para reportarme)

Al atravesar el pasillo en dirección a mi oficina, me percaté de lo acaloradas que se encontraban las enfermeras. Todas boquiabiertas e hiperventilando. Me acerqué a una y me explico que un hombre muy atractivo estaba en el edificio. Seguramente sería el dueño de aquel coche. Fruncí el ceño. ¿Atractivo? Eso habría que verlo. Me encogí de hombros y seguí mi camino a la oficina. Tenía que encargarme de la zona de cirugías, pero tenía poco trabajo, cubriría el puesto de la doctora Swan.

Me detuve un momento a preguntar a una de las enfermeras si se sabía algo ya de la doctora, cuando vi al hombre que seguramente estaba armando tal revuelo en el edificio. Al verle la cara, vi que era atractivo, pero no me impresionaba lo más mínimo. Mantuve la compostura y me acerqué a él.

-¿Puedo ayudarle en algo?- pregunté seria.

-Yo soy la doctora Maya Adams. Me encargo de las cirugías.- dije con una sonrisa, pero sin perder la seriedad. -La doctora Swan no se encuentra aqui. Ha tenido que irse de viaje y por ahora yo la sustituyo.- contesté. Tendría que terminar de hablar con él y ponerme a trabajar. Pero a lo mejor tendría que ayudarlo a situarse. Quien sabe. Intentaría ponerme en contacto con ella más tarde.

-Pues la verdad es que yo no sabría decirle donde está su oficina.- dije con franqueza. Me quedé pensativa, intentando saber el lugar donde estaba. -Supongo que tendría que preguntarle a la doctora Swan.

Asentí cuando dijo que él mismo la buscaría. Así podría empezar a conocer el edificio. Lo vi alejarse y por mis ojos pasaron imágenes que, obviamente no eran recuerdos míos. Nunca había visto eso. Sacudí la cabeza y pestañeé un par de veces. ¿Qué era eso? Fui en dirección a mi oficina. Tenía que averiguar que había sucedido.

Atravesé el pasillo, guiándome por el efluvio. Distinguí el de un vampiro, pero no le di importacia. Solo buscaba uno, que era el que me interesaba en este momento.