De caza (libre)

Había emprendido camino en busca de Renesmee. Me adentré en el bosque, y entonces me di cuenta de que estaba demasiado sediento. Me alimenté de 4 ciervos que estaban cerca de mi alcance; después de eso seguí corriendo, pero me detuve al percibir un olor que no era mío. Estaba a larga distancia, por lo que no pude distinguir si era Renesmee.
Corrí hacia el olor, y una vez que me encontré más cerca, comprendí que no era ella. Era una vampira, obviamente bien parecida, que aparentaba unos veintitantos.
La tenía frente a mí, y no pude evitar deslizar mis dedos por mi cabello, de manera desesperada; las dejé ahí en mi cabeza. No podía creerlo. Nada nunca era tan difícil para mí.

Después de estar meses en cautiverio; bajo tierra, conseguí salir de donde me encontraba.
Había estado tiempo en un lugar cerrado, sin luz y sin apenas comida ni bebida.

Salí de donde me habían llevado. Salí como pude y la luz solar me cegó durante unos minutos, haciendome perder la vista.
Cuando conseguí divisar algo, pude deducir que me encontraba en el claro de un bosque. No sabía hacia dónde ir.
Comencé a caminar y repentinamente comenzaron a salir trampas por todas partes. Como pude, fui esquivándolas; haciéndome algunas heridas y rompiendo algo de mi ropa. Finalmente pude adentrarme en el bosque, con la ropa rota y heridas de todo tipo por mi cuerpo, más y menos profundas y alguna que otra quemadura en mis brazos.

Por fin me adentré en el bosque sin saber hacia dónde iba; apenas veía, pues mis ojos seguían cegados por aquella luz que ahora veía después de tanto tiempo.

Caminé en lo profundo del bosque sin saber hacia donde iba, dándome cuenta de que mi olfato había perdido su afinidad y que solo recordaba aquél olor a cerrado y húmedo que había donde me tenían atado.

La vampira se acercó a mí murmurando unas palabras.
-Hola, Rose.- dije, y a pesar de los problemas, sonreí. Me limité a dar un paso hacia ella- Efectivamente, soy hermano de Jane. Y me traen aquí asuntos confidenciales- le dije, mostrandole una sonrisa torcida, de misterio.
Giré mi cabeza hacia atrás, al percibir un aroma diferente; no era Renesmee, como yo hubiera deseado. Era otro vampiro. Voltée mi cabeza hacia su lugar, mirando los ojos rojos de Rose, como me había dicho que se llamaba, esperando que se apareciera el nuevo acompañante.

Noté cómo la vampira se empezaba a tensar con la nueva presencia; debía ser un conocido.
Debido a sus susurros, pude comprobar que sí conocía al vampiro que se acercaba, pero parecía sorprendida.
Lo que fuese, aún si quebrataban mil leyes, no me importaba tanto como encontrar a Renesmee.
Por lo que, cuando ella corrió, lo hice también, hacia la dirección contraria.

Caminé por todo el bosque sin saber hacia donde ir cuando de repente escuché una voz y me paré en seco.
Escuché atentamente aquella voz; me resultaba familiar, sabía que la había escuchado en algún lugar, pero ¿dónde?
Esa voz pronunció un nombre, el mio. Mientras esto ocurría e intentaba identificar esa voz, observé una silueta que se colocaba frente a mi. No pude ver muy bien de quien se trataba, no pude identificar a aquél individuo que me llamaba.

El individuo quedó quieto delante de mi; no sabía cómo reaccionar. No iba a acercarme por el momento, no sabía de quien se trataba exactamente a pesar de que su voz me resultaba familiar.
- ¿Quién eres? - pregunté para hacer hablar al individuo y así ver si conseguía identificar esa voz.

Escuché la voz nuevamente; cada momento la recordaba más.
La escuché decirme que era Ros.
- ¿Eres tú? - pregunté en voz fuerte por si no era ella, para que viera que no temía a pesar de todo.
Al instante sentí sus dedos sobre mi piel; mis sentimientos resurgieron, dándo un vuelco a mi corazón.
Aquél contacto hizo que la abrazase y me relajase. - cariño - dije rompiendo a llorar. La hechaba de menos, la amaba tanto que no podía contener las lágrimas de emoción. Estaba feliz de volver a abrazarla y tenerla a mi lado.